Amanecer en la Playa de Cadavedo en Asturias. 12 grados centígrados, una luz de cruce fundida y marea alta. ¿Qué puede ir mal cuando una pareja como Sandra y Alex se junta para una sesión?
A carreras por la arena y algún que otro beso entramos rápidamente en calor, las olas subían a nuestra espalda y se hizo imposible esquivarlas, así que nos dimos por vencidos con los pies metidos hasta el tobillo. El agua cortaba. Refrescados subimos hasta La Ermita de La Regalina, la vista era impresionante y no pudo faltar un baile entre más besos y arrumacos.